Un Hijo del Inmaculado Corazón de María es un hombre que arde en caridad y que abrasa por donde pasa.

Que desea eficazmente y procura por todos los medios encender a todos los hombres en el fuego del divino amor.

Nada le arredra; se goza en las privaciones; aborda los trabajos; abraza los sacrificios; se complace en las calumnias; se alegra en los tormentos y dolores que sufre y se gloría en la cruz de Jesucristo.

No piensa sino cómo seguirá e imitará a Cristo en orar, en trabajar, en sufrir, en procurar siempre y únicamente la mayor gloria de Dios y la salvación de los hombres.

(San Antonio María Claret)

La Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, popularmente conocidos como Claretianos fue fundada por San Antonio María Claret, el 16 de julio de 1849, con el fin de ser misioneros anunciadores del Evangelio de Jesucristo por todo el mundo.

En la actualidad, somos más de 3000 misioneros y estamos en 63 países. Las actividades misioneras se concretan en centros educativos y universidades, parroquias, equipos misioneros, programas de acción social, centros superiores de estudios, centros de estudios sobre Vida consagrada, publicaciones, medios de comunicación. Los lugares de presencia son enormemente variados y los destinatarios prioritarios son: laicos y consagrados evangelizadores, jóvenes, pobres y marginados.

VOCACIÓN MISIONERA: HORIZONTE DE LA PROVINCIA

 

Una comunidad provincial de “testigos y mensajeros del evangelio” “en salida” que asume como prioridad la promoción vocacional, que opta por los empobrecidos y excluidos y está abierta a la misión universal desde la espiritualidad de Oyentes y Servidores de la Palabra, “adoradores del Dios de la vida” y hombres que arden en caridad y que integran a la persona del misionero en la dinámica de la comunidad misionera local, provincial y congregacional, que “estimula la vivencia gozosa del don recibido (laical, presbiteral, diaconal), profundiza en él, resalta –en nuestra espiritualidad y formación– nuestra común vocación de misioneros y religiosos y ora para que el Señor envíe operarios a su mies” (MS 74.5).