El ser llamado por Jesús a dialogar, cuidar y defender la paz es un camino de conversión y de compromiso constante que nosotros como cristianos debemos tener.

Fieles al proyecto de Dios, seremos capaces de terminar con las desigualdades presentes en la sociedad y a trabajar por hacer realidad la paz como camino seguro para vivir la unidad y tranquilidad.