





Datos Biográficos del P. Héctor Guzmán Caicedo, Cmf
El Misionero Claretiano, sacerdote, educador, cantautor de la Vida y la esperanza.
Nació el 18 de julio de 1934 en Santa Ana, Falan, departamento del Tolima.
Sus padres: Luciano Guzmán y María Luisa Caicedo
Número de hermanos (7) 5 hombres y 2 mujeres
Ingresó a la Congregación el 8 de Febrero del año de 1946
Emitió su profesión religiosa el 8 de Diciembre de 1951
Profesión Perpetua: 8 de Diciembre de 1955
Fue ordenado sacerdote el 28 de Junio de 1959
Educador consagrado, fue rector del Colegio San José de Guanentá en San Gil (Santander), fundador y rector del Gimnasio Claretiano del norte en Bogotá, rector del Colegio Claretiano de Bosa, gestor, asesor y acompañante del proyecto educativo innovador: “Escuela Popular Claretiana de Neiva”. Se destacó por su búsqueda de nuevas pedagogías de talante liberador. En varios periodos ocupo cargos directivos en organizaciones de educación tales como CIEC (Confederación Interamericana de educación Católica) y CONACED (Confederación Nacional de Educación Católica).
Durante diez años ejerció su ministerio como promotor vocacional y formador de misioneros en los barrios populares de Bosa. Abrió y acompañó misiones en Alto Jordán (Santander del sur), Morcote (Boyacá, piedemonte llanero), resguardo indígena de Caño Mochuelo (Arauca). También ha acompañado procesos misioneros en Piedecuesta, Medellín del Ariari y otros lugares de la geografía colombiana. Los jóvenes vocacionales y los de formación recuerdan a Héctor como aquel que invitaba a la misión claretiana desde la opción por los pobres y despertaba la sensibilidad por las realidades de exclusión y caminar con el pueblo
Últimamente se preparó como sanador pránico. Su pasión: compromiso radical, decidido, coherente y profético con los pobres, campesinos, indígenas, gentes empobrecidas y victimizadas de nuestro país. Héctor encontró en la sanación pránica una manera de ayudar y acompañar a las personas desde el aspecto de la salud de una manera integral, además formó a otros en la sanación pránica, inclusive en algunas comunidades de la provincia, con el fin de ayudar a otros en estas realidades de dolor y enfermedad.
Como músico, se formó en el Conservatorio de la ciudad de Manizales, bajo la dirección del Maestro Ramón Cardona García, que lo instruyó en la interpretación del Piano, el órgano y la dirección de coros y canto litúrgico. Años más tarde y de manera autodidacta aprendió y se perfeccionó en la interpretación del Acordeón, instrumento que lo ha acompañado siempre en sus proceso pastorales y artísticos. Héctor compuso más de 200 canciones de tipo litúrgico y folclórico, con un profundo contenido espiritual, social, ecológico y teológico.
Entre sus obras, el canto “Lectura comunitaria de la Biblia”, se ha convertido en un himno del movimiento bíblico popular latinoamericano. Igualmente, obras como Lectura campesina de la Biblia, Aleluya de los mártires, Señora de la Esperanza, Aleluya de los mártires, Iglesia de los pobres, entre otras, hacen parte del cancionero de los movimientos eclesiales de nuestro continente. Para Héctor los mejores escenarios eran los procesos pastorales del campo y la ciudad donde su obra musical influye en la configuración de una nueva mística y espiritualidad de la liberación.
Héctor entrega su vida a Dios el 3 de mayo de 2020 a los 86añod de edad, cuarto Domingo de Pascua en donde muchos recordamos a Jesús el buen pastor, nos unimos a la pascua de Héctor que fue pastor en su labor educativa, su sensibilidad social, el amor por la labor formativa de nuevos claretianos y la búsqueda permanente de nuevas periferias misioneras.




P. Gregorio Acosta
“Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios”. (Col 3,1)
Gregorio Acosta García, nació en Junín (Cundinamarca) el 9 de mayo de 1927, hijo de Domiciano Acosta y Romualda García y hermano de un ilustre claretiano de la provincia el P. Francisco Acosta García (1917-2005). Ingresa al Postulantado el 8 de febrero de 1940 en Bosa, lugar donde también realiza el noviciado el 7 de diciembre de 1943 y emite su primera profesión religiosa el 8 de diciembre de 1944. Sus estudios de filosofía y teología los realizó en los seminarios claretianos de Zipaquirá y Manizales, y recibe la Sagrada Orden del Presbiterado el 24 de agosto de 1952 por la imposición de manos de Monseñor Luis Concha Córdoba. En 1963, obtiene el título de Licenciado en Sociología por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma (Italia).
Algunos tópicos de su acción misionera fueron los siguientes:
Formación y Educación: Con respecto a la formación de misioneros prestó sus servicios misioneros como Prefecto de Estudiantes en el Seminario del Cedro (Zipaquirá) entre 1953-1957, en Roma 1960-1963, en el Voto Nacional 1968-1969, fue colaborador del maestro de novicios en Neiva 1981-1982, y en el Postulantado de Quito 1999-2000. Aparte de estos servicios a la formación estuvo disponible para acompañar a los formandos en la dirección espiritual y en retiros. En cuanto a la educación, prestó sus servicios en el Colegio Espíritu Santo en Guayaquil 1958-1959, y pastoral universitaria en Bucaramanga de 1964-1967.
Ministerio Parroquial: Prestó su servicio misionero en las parroquias de Urdesa y Espíritu Santo (Guayaquil), Girardot, Voto Nacional, Neiva y San Bernardino Bosa. En estos lugares, las personas lo recuerdan por sus homilías con profundidad teológica y elocuencia, el acompañamiento en la fe a muchos feligreses de forma personalizada y el celo apostólico en la visita a los enfermos.
Misión Indígena: Fue uno de los pioneros del acercamiento a la provincia al contexto indígena de Ecuador, donde estuvo desde 1984 hasta 2002, vivió una experiencia de interculturalidad con las comunidades de Poaló y Maca Grande, se ganó el aprecio de los indígenas que lo llamaban de cariño “El Taita” y se insertó de lleno en la religiosidad, las cosmovisiones y vivencia de los indígenas. Experiencia valiosa para la Congregación y reseñada en varios números de la Misión Claretiana, ya que plasmó facetas del estilo misionero claretiano.
Los últimos años de su vida estuvo destinado a la comunidad de mayores en la Eucaristía, las visitas de claretianos y amigos y la atención del personal que labora en la casa de la comunidad, lo acompañaron en el apostolado de unirse a Cristo en los dolores de su pasión, mostrando su amor a la Congregación y a la Iglesia. Entrega su vida a Dios el 12 de abril de 2020, en medio del júbilo eclesial de la Pascua del Señor. Que la presencia de Jesús Resucitado acompañe a nuestro hermano Gregorio a la Casa del Padre.