Asumir que Jesús es el camino la verdad y la vida, es confiar en su liderazgo histórico, reconocer la fuerza de su ministerio como agente de transformación y liberación. Jesús es el maestro tejedor, que articula todos los hilos de la realidad, todos los hilos de la existencia humana y los ordena en un gran tejido bello y armonioso a la vista, pero atravesado por la sabiduría, la espiritualidad y la radicalidad.