Ejercicios Espirituales
El día 27 de junio, continuamos nuestros ejercicios, profundizando en las siguientes meditaciones: custodiar la esperanza, arraigar nuestra esperanza en Cristo Jesús y soñar juntos la esperanza.
Se nos recordó que el gran pecado del siglo XXI es la falta de esperanza. Algunos llaman «herejía emocional» a ese sentimiento derrotista que nos invade y nos llevan tantas ocasiones a pesar que todo es un desastre. María santísima es la gran «custodia de la esperanza», que nos enseña a mantenernos firmes cuando parece que todo está perdido y a custodiar la esperanza de quienes la han dejado atrás.
Nuestra mirada la ponemos hoy en el mismo Jesucristo, al que el apóstol Pablo presenta como «nuestra esperanza». Él es nuestra esperanza no solo en esta vida sino en la eternidad. La esperanza cristiana tiene su término, su punto de referencia en la persona de Jesucristo, Señor de la gloria.
Aunque la llamada de Dios es siempre personal, también se manifiesta como una vocación comunitaria, cada uno de nosotros ha sido llamado para ser y formar con los Hermanos una sola alma y un solo corazón, esta comunión no solo es una tarea humana sino que es fruto del espíritu a imagen de la Santísima Trinidad.